Espero.
Espero mientras otros
resuelven pertinazmente
mis conflictos.
Me conmina
n a la espera
y me convierto en un fútil pelele
que sólo sabe cruzarse de brazos
al tiempo que sus pensamientos
siguen senderos de oscu
ridad y miedo.
Desmedro poco a poco,
aceptando la posibilidad
de que el no gane al sí.
De que la incertidumbre gane
a la promesa del albo
r futuro.
Incluso si gana el sí,
terminará imponiéndose
de nuevo la espera
en un callejón distinto,
bajo un cielo diferente,
disfrazada de ilusiones renovadas.
